¡Feliz Domingo de Ramos!

La historia de la entrada triunfal en Jerusalén es una historia llena de contrastes.

Un rey que entró como un siervo humilde en un asno, no con ropas elegantes, sino con la vestimenta de los humildes.

Jesucristo no vino a conquistar a la fuerza, sino con amor, misericordia y con su  sacrificio expiatorio.

Él no vino a liberar a los judíos de la opresión de los romanos, sino a liberarnos a todos del pecado, la aflicción, y la muerte.

Él no vino a reinar sobre naciones, sino a reinar en el corazón de sus discípulos.

Esta semana deja que Jesucristo entre triunfalmente en tu corazón.

Deja que tus obras reflejen las suyas, para que el mundo vea al verdadero rey triunfante viviendo y reinando en ti.

¡Qué tengas una feliz Semana Santa!

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