El Amor: La Primera Herramienta para la Felicidad

Hace unos años, en un momento de mucha incertidumbre en mi vida, me di cuenta de lo fácil que era dejar que el temor tomara el control. Me preocupaba el futuro, tenía miedo de fallar y, sin darme cuenta, mi mente estaba constantemente en estado de alerta. Fue entonces cuando aprendí algo que cambió mi forma de ver el miedo y la felicidad: nuestro cerebro tiene dos maneras de reaccionar ante la vida, y nosotros podemos decidir cuál dominará.

Parte de nuestro maravilloso cerebro humano está diseñado para protegernos y mantenernos con vida. A esto se le llama el cerebro primitivo. No es racional y solo tiene tres finalidades:

1️⃣ Evitar el dolor.

2️⃣ Buscar el placer.

3️⃣ Conservar energía.

Suena útil, ¿verdad? Y lo es. Gracias a esta parte del cerebro, evitamos peligros, sentimos hambre cuando necesitamos comer y descansamos cuando estamos agotadas. Pero hay un problema: este cerebro se rige por el temor. Temor al dolor, a la escasez, a no ser suficiente. Es como una alarma constante que nos mantiene en estado de defensa.

Pero aquí viene la parte hermosa. Dios nos ha dado otro regalo: nuestra corteza prefrontal, el lugar donde se encuentran nuestro pensamiento racional, nuestro intelecto y nuestro espíritu. Es en esta parte del cerebro donde podemos calmar los miedos del cerebro primitivo, pero solo si lo hacemos conscientemente.

Y aquí entra la primera herramienta de la felicidad: ¡el amor!

El amor solo existe en la corteza prefrontal. Es el antídoto del temor y la clave para la felicidad duradera. No hablo del amor condicional que espera algo a cambio, sino del amor puro de Cristo: la caridad, como se describe en Moroni 7:45-48.

Este amor lo cambia todo. Nos ayuda a vernos a nosotras mismas con compasión en lugar de juicio. Nos permite soltar el miedo y confiar en que Dios nos sostiene. Y lo mejor de todo, nos llena de luz y nos acerca a Jesucristo, el verdadero origen del gozo.

Una invitación para ti

Moroni nos invita a "[pedir] al Padre con toda la energía de [nuestro] corazón, que [seamos llenas] de este amor…". ¿Y si hoy tomamos ese desafío en serio?

Te invito a reflexionar:

✨ ¿En qué áreas de tu vida sientes que el temor ha tomado el control?

✨ ¿Cómo podrías conscientemente reemplazar ese temor con amor?

✨ ¿Cómo puedes invitar a Jesucristo a ser el centro de tus pensamientos y emociones?

Y recuerda, si en algún momento te sientes invadida por el temor, no significa que algo esté mal contigo. Significa que tienes un cerebro humano maravilloso que está haciendo su trabajo. Obsérvalo con amor, sin juicio, y recuerda que el amor siempre tiene la última palabra.

Con cariño,

Rocío Gómez, Directora de Tiempo Para Nosotras

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